Contaduría, fiscalización y votos

Como excepción y este artículo semanal aparece en viernes.

Algunas características de la Contaduría no son evidentes. Por ejemplo, decía el gran contador Alejandro Prieto que los contadores nunca podríamos trabajar en regímenes socialistas, cuando menos no en la parte más importante de nuestra profesión que es la auditoría, porque en dichos sistemas no había independencia de criterio para opinar. Tal vez hubiera opinado lo mismo sobre regímenes populistas.

Tres anécdotas que vienen ahora a cuento porque complementan lo dicho en el párrafo anterior.

En una auditoría que se realizaba, teníamos una aparente buena relación con el Contralor de la empresa, quien pasaba por nuestro lugar de trabajo y bromeaba, aunque sus bromas siempre iban en el sentido de menospreciar o descalificar la labor de los auditores. Nuestro encargado, que era especialmente talentoso, al revisar el trabajo en el área de Caja, pidió extender pruebas más allá de lo normal a pesar de que todo parecía en orden. El resultado fue que hallamos un fraude de grandes proporciones que involucraba al Contralor, al Contador y al Cajero de la empresa. Fraude, además, de lo más tonto porque se había sustraído dinero y sólo iba cubriéndose el faltante con nuevas sustracciones.

En una gran organización un amigo insistió en la junta de directivos para que se hiciera una auditoría. El director general se opuso con los argumentos más peregrinos diciendo, por ejemplo, que los auditores eran personas molestas que incomodaban a los empleados. Dada la autoridad del director general perdimos la votación y no se aceptó hacer auditoría. Pocos años después el hombre se retiró de la empresa, pero pidió quedarse a cargo de las construcciones de nuevas sucursales. Después de varios días de sentidas despedidas por parte de sus subalternos, el ex director desapareció y se supo que los auditores, recién nombrados, habían encontrado un gran desfalco durante su administración.

El punto es que cualquier gran directivo, del sector privado o del sector público, será mejor si está sometido al escrutinio de un observador independiente y lo más imparcial posible. Les recuerdo siempre a mis alumnos que el papa Francisco, casi recién electo, designó a PricewaterhouseCoopers como auditor del Vaticano, ante las presunciones de malos manejos que le hacían llegar.

Las administraciones públicas que ha tenido este país han tenido de todo, pero vale también la pena recordar algunos casos de honestidad, no importando el partido al que pertenecían y procurar más ejemplos de éstos. Un contador había acudido al entonces Departamento del Distrito Federal para pedir una rebaja en una multa aplicada a una empresa de la cual él llevaba la contabilidad. Su esperanza era que el funcionario a quien acudía había sido su profesor. Lo recibió después de una antesala de dos horas, lo abrazó, lo escuchó y le dijo que por supuesto que le concedía una rebaja del 1%, agregando que no se le permitía nada de un monto mayor.

Creo que los contadores insistiríamos en que auditar, fiscalizar, vigilar es indispensable para que cualquier directivo o funcionario se mantenga honesto. En arca abierta hasta el justo peca. El domingo al votar y, después también, pensemos en que debemos auditar a los elegidos, les guste o no.

Nota

¿Le interesa conocer a mexicanos ilustres en las artes, ciencia y deporte?

Visite la página de Facebook Tesoros Nacionales Mexicanos en la siguiente liga:

https://www.facebook.com/Tesoros-Nacionales-Mexicanos-1652160198210477

Aviso

Ya está a la venta mi novela, Los Escorpiones en octubre, en Puebla y también está a la venta en España, a continuación aparecen ambas ligas. En Profética puede acudirse a comprar el libro físico o solicitar su envío a domicilio en cualquier lugar de la República.

Librería Profética

El Corte Inglés