Este mes nos trae la noticia de que uno de los tres postulantes para quedarse con la cadena de televisión Fox Sports en México, y el que lleva la delantera por su mejor plan de negocios, es un grupo encabezado por Rupert Murdoch y los dueños de 7 equipos mexicanos de futbol. Como ya sabemos aunque la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) no encontró problema para la fusión Disney-Fox, el Instituto Federal de Telecomunicación (IFETEL), probablemente movido por comentarios externos de políticos importantes, en la Presidencia y el Senado, y por lo sucedido en otros países, decidió condicionar dicha fusión en México a que Disney se deshiciera de los activos deportivos, es decir, los canales de televisión dedicados a deportes que Fox posee.
En otros países, como Estados Unidos o Inglaterra, donde el deporte es extremadamente exitoso en el sentido financiero y las cadenas de televisión son extremadamente poderosas en el aspecto económico, ambos sectores están perfectamente separados y eso garantiza objetividad y sobre todo un gran y sano negocio para ambos sectores. En Inglaterra, los derechos de transmisión de la Liga Premier los negocia ella misma y reparte las ganancias entre sus equipos según criterios complicados, pero previamente establecidos. En los Estados Unidos, en las diversas ligas deportivas: béisbol, futbol americano, basquetbol, hockey y futbol soccer, hay diversos criterios pero siempre prevalece una estricta separación con las cadenas televisivas. De hecho, se dan casos de dueños de equipos en diversos deportes e incluso de dueños de equipos en ligas de Estados Unidos y en ligas inglesas, pero las cadenas de televisión no son dueñas de equipos deportivos.
La crítica va en el sentido de que si ya es inadecuada la multipropiedad en el futbol mexicano y cuatro de los siete dueños que quieren adquirir Fox Sports mantienen la posesión de más de un equipo de futbol, la mezcla con la televisión pone en desventaja a varios equipos y convierte el negocio deportivo en una combinación que no favorece ni al deporte ni a la televisión. Claro que en el corto plazo todo se ve muy bien, las ganancias están a la vuelta de la esquina, pero a la hora de revisar los objetivos finales de ambos negocios el análisis no es favorable.
Comienza a ser necesario recordar que las mejores épocas de nuestra televisión no son las actuales y no pueden compararse con las de televisoras extranjeras dedicadas exclusivamente a su negocio. Lo mismo exactamente podría decirse del deporte, en concreto del futbol en México. Hay negocios que pueden mezclarse sin problema, pero hay otros que al mezclarse se contaminan y terminan dañándose en el largo plazo. Los empresarios mexicanos relacionados con el deporte insisten en no ver lo anterior y en querer cubrir sus errores echando mano de una mezcla de negocios tal vez exitosa en el corto plazo, pero no en los objetivos finales.
francisco.calleja52@gmail.com
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