Algunos sencillos datos de las pensiones en México, más que tranquilizarnos y dejarnos satisfechos nos causan asombro y preocupación. Hay muchos temas en nuestro país que, en el sector público o en el sector privado, pretenden resolverse con medidas generales y normalmente no solucionan nada o provocan lo contrario de lo que se pretende. Claro que es más fácil dictar una medida general que hacer un análisis de los diversos elementos que lo componen y proponer soluciones según las circunstancias particulares de cada grupo y que vayan realmente al fondo del problema. Lo anterior provoca que cuestiones como las pensiones generan desigualdad en vez de lo contrario, eso dice un estudio del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) del mes pasado y los datos numéricos nos llevan a concordar con ellos. Veamos:
Tipo de pensión | Miles de personas aseguradas | Columna anterior en % | Monto anual estimado por pensionado (pesos) | Columna anterior en % |
IMSS | 4,957 | 28 | 151,300 | 8 |
ISSSTE | 1,272 | 7.3 | 243,500 | 13 |
Pemex | 136 | 0.8 | 542,700 | 29 |
CFE | 60 | 0.3 | 860,000 | 46 |
Adultos mayores | 10,391 | 58.1 | 32,600 | 2 |
Personas con discapacidad | 979 | 5.5 | 27,100 | 2 |
Total | 17,795 | 100 | 1,857,200 | 100 |
Aunque a simple vista se perciben desigualdades pueden verse algunos detalles concretos, entre la población que recibe pensión del IMSS vemos que el monto anual es el más bajo de las cuatro pensiones principales. En cambio, los pensionados del ISSSTE reciben una cifra considerablemente mayor, 1.6 de lo que reciben los pensionados del IMSS. Pero lo grave está en Pemex, la proporción es 3.59 sobre el IMSS y peor aún en la CFE, dónde la proporción es 5.68.
Los adultos mayores y las personas con discapacidad reciben montos muy pequeños, con proporción de 0.22 y 0.18 respectivamente en relación con los pensionados del IMSS.
Dos grupos pequeños, pero desproporcionada e injustamente favorecidos. Desde la creación de Petróleos Mexicanos y de la Comisión Federal de Electricidad los gobiernos mexicanos se han encargado de que sus empleados sean una casta dorada con beneficios muy superiores a los del resto de la población y lo mismo sucede entre los empleados del sector público y del sector privado, en el que los primeros reciben mayores beneficios que los segundos. El abogado César Garizurieta dijo a mediados del siglo pasado que vivir fuera del presupuesto era vivir en el error y los gobiernos desde entonces hasta el día de hoy, no importando el partido al que pertenezcan, se han empeñado en confirmar a los mexicanos que lo más conveniente es trabajar para el gobierno y, mejor aún, para sus empresas.
Por cierto, no debemos olvidar que ambas, CFE y Pemex, operan casi siempre con pérdida y son mantenidas con vida artificial mediante inyecciones de efectivo por parte del gobierno.
¿No será hora de cambiar y procurar un poco más de igualdad para los trabajadores? ¿Y a final de cuentas si hay que favorecer a alguien no sería mejor favorecer al sector educativo y al de la salud y exigirles en esa proporción?
Nota1
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