Enseñar contabilidad (primera parte)

En primer lugar es importante aclarar que contabilidad básica o financiera tiene una estructura generalmente aceptada y las diferencias, en cuanto al orden de los temas, entre quienes la enseñamos son poco importantes, a pesar de ello vale la pena comentarlas.

La contabilidad fue originalmente enseñada en este país a partir del registro de las operaciones en los libros contables, pero antes de la mitad del siglo pasado algunos autores, Alejandro Prieto entre ellos, revolucionaron este aspecto empezando la enseñanza de la materia a partir del balance, con el argumento de que este estado financiero era la cuenta inicial, el punto de partida de cualquier organización y debido al éxito obtenido la mayoría de las instituciones, los profesores y otros autores lo aceptaron. Justo es reconocer que Prieto seguía las ideas de Roy Kester, un legendario autor estadounidense que escribió una magna obra sobre contabilidad en cuatro tomos influenciando poderosamente a los contadores de la época. Poco a poco fue ganando adeptos la idea de incluir antes un tema relativo a los conceptos básicos, definiciones, normas de información, objetivos y limitaciones, como ahora lo hacemos.

Después del balance, se explica la teoría de la partida doble, luego el manejo de las cuentas principales del balance y se agregan posteriormente las cuentas de resultados deudoras y acreedoras. Se destina un capítulo al manejo de las mercancías, luego se ven los libros principales y se termina explicando ajustes y la elaboración del balance y el estado de resultados al final de un periodo. Son pocas las diferencias que se encuentran a esta secuencia propuesta por Prieto. Algunos insistieron en incluir el estado de flujo de efectivo y el estado de variaciones al capital contable, e incluso una introducción al análisis de estados financieros.

Lo que ha prevalecido siempre ha sido la práctica, la contabilidad es una materia que se aprende haciéndola, aunque cada vez se da más énfasis a los motivos de cada operación y se trata de que no sea una mera labor mecánica la que desarrolle el alumno. El problema consiste en que es una materia en que debe pensarse, hacer abstracciones y allí radica su aparente dificultad, en que dentro del ámbito de los negocios, la contabilidad se ha convertido en la materia que requiere mayor razonamiento, con su pequeña dosis de memoria y la necesidad de tomar decisiones constantemente.

Por supuesto, es diferente dependiendo del nivel dónde se enseña, si estamos hablando de preparatoria se hacen numerosos ejercicios a fin de que se aprendan los pasos a seguir, pueden distinguirse los buenos de los malos profesores de la materia por el nivel de ejercitación que han dedicado a sus alumnos. En profesional, en cambio, debe mezclarse cuidadosamente la práctica con el razonamiento para que el alumno sepa el por qué está haciendo en cada momento. En maestría, finalmente, el razonamiento prevalece y la “gimnasia de cuentas” se reduce al mínimo.

 francisco.calleja52@gmail.com

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