Los contadores y la auditoría

3863286-analizandoExisten para los contadores diversas áreas a las que dedicarse en su quehacer profesional, pero el concepto de la auditoría como su actividad exclusiva ha sido transmitido de generación en generación a través de los años. Por ejemplo: a pesar del atractivo indudable que las finanzas adquirieron recientemente, se entiende que en el ámbito financiero hay una competencia importante de economistas y otros profesionales, y dedicarse a los impuestos requiere una habilidad especial para tratar con clientes y empleados gubernamentales, pudiéndose encontrar también abogados que dominan este campo. Mientras que en la auditoría financiera y fiscal sólo trabajan los profesionales de la contabilidad.

Hace cuarenta años, los contadores que se dedicaban a la auditoría se centraban en ella casi con total olvido de cualquier otro conocimiento, constituyéndose en una especialización. Por lo mismo, los auditores dejaban a un lado realizar otros estudios, que no fueran especializaciones en principios contables o impuestos, cursos sobre conocimientos que pudieran representar herramientas útiles para la auditoría o certificaciones de su colegio profesional. La capacitación interna de los despachos, impartida por socios o gerentes siempre ha sido del más alto nivel.

Lo anterior se fue enfrentando contra la idea que ha ido tomando mayor importancia en el ámbito académico de que cualquier profesional debería continuar estudiando maestrías y, si es posible, doctorados.

Hace cuarenta años lo ideal era tener un profesor de auditoría que fuera socio en uno de los ocho grandes despachos que existían entonces a nivel internacional. Hay infinidad de ejemplos de grandes auditores que, a pesar de no ser grandes profesores, eran enormemente valorados por sus estudiantes que los sometían a interrogatorios exhaustivos durante las clases, sobre los temas de la misma y sobre los problemas particulares que ellos enfrentaban en su trabajo. Esto incluía el ámbito de los impuestos, dónde el auditor era habitualmente experto y dónde cada despacho ha tenido personal especializado en el tema.

A pesar de los años la situación anterior parece seguir siendo igual, sólo que ahora quedan cuatro grandes firmas internacionales, pero hay algunas más que tienen una presencia casi igual de sólida y tener un profesor de auditoría o impuestos  que sea socio o que trabaje en un despacho es una garantía.

Lo curioso es que el ámbito académico, al menos en las universidades privadas, evoluciona hacia profesores que tengan maestrías y de preferencia doctorados. Empieza a presentarse la paradoja de que los expertos hechos en la práctica no pueden hacerse cargo de preparar a los nuevos profesionales.

Este artículo inicia una serie en la que se trata de explorar la situación actual de los contadores que trabajan en auditoría, para poder contrastar el campo profesional con el ámbito académico, con el ánimo de provocar la reflexión entre los participantes en ambos sectores.

francisco.calleja52@gmail.com

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